A 60 años de su muerte, Pedro Infante está más vivo que nunca
Su partida enlutó a México un 15 de abril de hace 60 años, pero a pesar del tiempo transcurrido, Pedro Infante sigue siendo no solo un Ícono del cine y de la música de su país, sino también, el más popular después de Benito Juárez.
Ofreció conciertos multitudinarios en Lima, tres meses antes de su trágica muerte en un accidente aéreo en Mérida ( Yucatán).
La vida del máximo ídolo de la época de oro del cine mexicano (apareció en más de 60 películas), tuvo los matices necesarios para hacer varias películas (una serie se estrenará en noviembre con ocasión del centenario de su natalicio). Su origen humilde, la lucha por sobrevivir, su ingreso al canto, amores y desamores y hasta su trágica muerte, lo han convertido en una leyenda llamada Pedro Infante.
Un viaje urgente, una muerte que enlutó no solo a México
Pedro Infante realizó un viaje de urgencia hacia la ciudad de México con la intención de impugnar un fallo de la Suprema Corte de Justicia de su país, que anulaba su matrimonio con la actriz Irma Dorantes, con quien tenía una hija y por lo cual podía ser acusado de bigamia.
María Luisa León Rosas, su primera esposa había interpuesto la demanda. Con ella se casó en 1939, pese a las diferencias sociales y de edad (ella era mayor ocho años). La relación terminó cuando conoció a Guadalupe Torrentera (según sus biógrafos la pareja más importante en su vida) con quienes tuvo tres hijos: Margarita, Pedro y Guadalupe.
La noticia de su matrimonio con la actriz Irma Dorantes, sin haberse divorciado de su legitima esposa fue uno de los mayores escándalos que rodeó la vida del cantante y actor.
Eso motivó su viaje sin retorno, donde murió junto al piloto y el mecánico, además de Ruth Rosell, la infortunada ama de casa que tendía ropa cuando cayó el avión.
Su funeral fue acompañado por unas cien mil personas, su madre sufrió dos síncopes cardiacos, hubo desmayos de sus seguidores .
Los mariachis lo despidieron entonando sus canciones más populares, según narran, irma Dorantes lo despidió arrojándole el crucifijo que le regaló su amado: “¡Vida mía, tú me lo diste, llévalo contigo!”.
Su presencia en Lima
Tres meses antes de su fatídica muerte (8 de enero de 1957) , Pedro Infante llegó a Lima, dejando en el recuerdo su frase “Soy del pueblo y vivo para el pueblo”, durante una reunión en el hotel Bolívar, previo a sus exitosas presentaciones en los dos teatros más importantes de la época: El City Hall y El Porvenir , cuyo audio fue remasterizado por su hija Guadalupe y que seguramente será parte del homenaje que por su centenario se ofrecerá en noviembre próximo.
Cabe recordar que Pedro Infante popularizó en su país dos valses peruanos: El Plebeyo de Felipe Pinglo Alva y Nube Gris de Eduardo Marquez Talledo.
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